Un nefrólogo generalmente atiende a pacientes que son referidos por sus médicos de atención primaria o médicos generales debido a problemas relacionados con los riñones, la presión arterial alta o ciertos tipos de trastornos metabólicos. Si alguien siente que está teniendo problemas con sus riñones, puede buscar la atención de un nefrólogo. Cuando un médico de riñones se encuentra por primera vez con un paciente, generalmente revisará el historial médico del paciente y realizará un examen físico completo.

Luego, un nefrólogo realizará pruebas de sangre y orina para determinar qué tan bien están funcionando los riñones del paciente. También puede ordenar una ecografía renal. Cuando sea necesario, un nefrólogo puede realizar una biopsia renal para determinar mejor qué está ocurriendo con los riñones. Sin embargo, un nefrólogo no es cirujano y generalmente no realiza operaciones. El tratamiento del cáncer de riñón, las operaciones de próstata y la eliminación de cálculos renales suelen ser realizados por un tipo diferente de médico conocido como urólogo.

Si un nefrólogo encuentra que los riñones de un paciente no están funcionando como deberían, él o ella ayudará a diagnosticar la causa y prescribirá un plan de tratamiento. Si un médico de riñones detecta una enfermedad renal, él o ella realizará pruebas para determinar en qué etapa de la enfermedad renal se encuentra el paciente y planificará el tratamiento del paciente. El nefrólogo generalmente derivará al paciente a un dietista renal, trabajador social renal y enfermero renal que ayudarán con el cuidado del paciente. Si el paciente necesita diálisis o un trasplante de riñón, su médico de riñón discutirá los diferentes tipos de diálisis o derivará al paciente a un centro de trasplantes. Los nefrólogos generalmente se reúnen con pacientes en diálisis varias veces al mes y con otros tipos de pacientes renales cada uno a tres meses. Cuando un paciente acude a una consulta, el médico de riñones evaluará la condición médica del paciente, abordará cualquier problema nuevo, verificará los resultados de las pruebas, realizará cambios en la prescripción de diálisis si es necesario y recetará o renovará medicamentos. Durante estas visitas, es probable que el nefrólogo ajuste los medicamentos para la presión arterial y pueda iniciar o ajustar la terapia para una variedad de otros problemas, como la diabetes, la anemia y el colesterol alto.

Cada nefrólogo ha recibido una amplia formación en medicina interna general, y muchos nefrólogos tratarán a sus pacientes por otras cosas además de los problemas renales. Es importante que los pacientes informen a sus médicos de riñones si notan algún cambio en su salud. Además, según el centro de diálisis, un nefrólogo puede tener un papel gerencial en cómo funciona el centro. Si este es el caso, él o ella establecerá las políticas y procedimientos sobre cómo debe funcionar el centro, cómo se deben realizar los tratamientos de diálisis y qué roles desempeñarán los empleados en el centro en el proceso.

El tratamiento de la enfermedad renal crónica (ERC) es sumamente preventivo. El objetivo es frenar la enfermedad tanto como sea posible para prolongar la salud y función de los riñones y evitar el fallo renal. Hay formas en las que puedes modificar tus hábitos de estilo de vida y tu dieta para detener la progresión de la ERC. Aquí hay algunos consejos útiles para seguir si te han diagnosticado con ERC:

1. Controla de cerca tu nivel de azúcar en sangre, especialmente si tienes diabetes.
2. Realiza un seguimiento cercano de la presión arterial y mantén un rango saludable de presión arterial.
3. Controla la ingesta de colesterol.
4. Sigue una dieta amigable para los riñones que incluya alimentos bajos en grasas, bajos en sodio, altos en proteínas, altos en potasio y altos en fósforo. Además, la ingesta de líquidos debe ser monitoreada de cerca, ya que la enfermedad renal dificulta que el cuerpo procese los líquidos de manera efectiva.
5. Evita ciertos medicamentos que pueden ser agresivos para los riñones.
6. Abstente de alcohol, tabaco y otras drogas.
7. Mantén un peso corporal saludable.
8. Mantén un estilo de vida activo.

Siguiendo estos consejos, podrás contribuir significativamente a la preservación de la función renal y a frenar la progresión de la enfermedad renal crónica. Siempre es importante trabajar en colaboración con tu médico y especialista en riñones para desarrollar un plan de tratamiento adecuado para tu situación específica.

La anemia es una complicación de la enfermedad renal que ocurre cuando el cuerpo no produce suficientes glóbulos rojos sanos. Los glóbulos rojos transportan oxígeno a los órganos y tejidos de todo el cuerpo. Menos glóbulos rojos significan menos oxígeno. Con menos oxígeno, los órganos y tejidos no pueden funcionar correctamente, lo que te hace sentir débil y cansado.

Los riñones saludables producen la hormona eritropoyetina (EPO). La EPO indica a la médula ósea que produzca glóbulos rojos. Si los riñones están dañados y no pueden producir suficiente EPO, la médula ósea no generará suficientes glóbulos rojos, privando al cuerpo de su oxígeno.

Los síntomas incluyen:

• Debilidad
• Fatiga
• Dolores de cabeza
• Dolor en el pecho
• Palidez
• Mareos
• Problemas de concentración
• Dificultad para respirar

La anemia comienza en las primeras etapas de la enfermedad renal crónica y empeora a medida que la función renal disminuye. La anemia puede disminuir los niveles de energía e incluso contribuir a enfermedades cardíacas y hospitalizaciones más frecuentes. Un simple análisis de sangre es suficiente para identificar la anemia.

Los Especialistas en Riñones e Hipertensión ayudan a gestionar la anemia, lo que resulta en una mejor calidad de vida.