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Vitaminas y Suplementos

Las vitaminas y minerales son sustancias que tu cuerpo necesita para llevar a cabo funciones esenciales. Ayudan a tu cuerpo a obtener energía de los alimentos que consumes, a reparar tejidos y a mantener la vida. Por lo tanto, son necesarios para tu cuerpo. Pero es posible que necesites más si tienes enfermedad renal o estás en diálisis.

Las personas con enfermedad renal sufren de desequilibrio en macro y microelementos, lo cual afecta el funcionamiento de todo el organismo. Dependiendo de tu enfermedad, necesitas un enfoque especializado para ayudar a tu cuerpo a ganar equilibrio y evitar complicaciones peligrosas. Obtendrás diferentes prescripciones para la Enfermedad Renal Crónica (ERC) y la Lesión Renal Aguda (LRA), si tienes cálculos renales o estás en diálisis.

Todas las vitaminas y minerales los obtenemos de los alimentos que consumimos cada día.

¿Por qué es importante?

Con complicaciones renales, necesitarás una dieta especial amigable para los riñones, y tendrás que cambiar tus hábitos y adoptar nuevos principios, que nuestro médico te adaptará según tu enfermedad y los resultados de tus pruebas de laboratorio.

Además, es posible que también necesites tomar suplementos si las reglas de la dieta no pueden proporcionar suficientes sustancias a tu cuerpo.

Luego, en una visita de control, que debes hacer regularmente con un proveedor de atención médica, tu médico verificará tus análisis de sangre y recetará suplementos esenciales según sea necesario para cuidar mejor de tu salud.

Vitaminas solubles en grasa

Vitamina A: es un poderoso antioxidante en el proceso de la visión. Ayuda al desarrollo de células y tejidos, es esencial para mantener tu sistema inmunológico y protegerte contra infecciones. Los médicos deben recetar vitamina A solo cuando haya evidencia de beneficio.

Vitamina D: promueve huesos saludables al ayudar a regular la absorción de calcio y fósforo y apoyar el sistema inmunológico. Con la enfermedad renal crónica, tus riñones pueden convertir la vitamina D en una forma activa para que el cuerpo la utilice. Tu médico puede recetar vitamina D según los resultados de tus pruebas de laboratorio.

Vitamina E: protege las células del estrés oxidativo y los radicales libres, lo que puede ayudar a prevenir enfermedades cardíacas y cáncer. La vitamina E solo debe tomarse si la receta tu médico.

Vitamina K: contiene proteínas coagulantes de la sangre, que son esenciales para la formación de huesos saludables. En pequeñas cantidades, es producida por bacterias en el intestino grueso. Después de tomar antibióticos, tu médico puede recetártela porque la flora microbiana se reduce. Nota importante: ¡tomar esta vitamina puede interferir con los anticoagulantes!

Vitaminas solubles en agua

Tiamina (B1): la tiamina ayuda a las células a producir energía a partir de los carbohidratos y permite que el sistema nervioso funcione correctamente.

Riboflavina (B2): ayuda a las células a producir energía y respalda la visión normal y la piel saludable.

Niacina (B3): la niacina ayuda a tu cuerpo a utilizar los azúcares y los ácidos grasos. Ayuda a que tus células produzcan energía y permite que las enzimas funcionen en todo el cuerpo. La investigación sugiere que la niacina puede mejorar la dislipidemia (niveles anormales de lípidos), reducir el fósforo en suero y ayudar a frenar la progresión de la enfermedad renal crónica.

Ácido pantoténico (B5): el ácido pantoténico participa en los procesos de producción de energía en las células a partir de grasas, proteínas y carbohidratos.

Biotina (B7): la biotina y el ácido pantoténico ayudan a las células a producir energía. Las personas con enfermedad renal crónica que siguen una dieta baja en proteínas pueden no obtener suficiente biotina y necesitar un suplemento.

Ácido fólico (B9): el ácido fólico ayuda a producir ADN para las nuevas células y trabaja con la vitamina B12 para producir nuevos glóbulos rojos. El suplemento fabricado, conocido como ácido fólico, puede reducir el riesgo de eventos cardiovasculares en personas con enfermedad renal crónica.

Vitamina B compleja. Se combinan varias vitaminas B y se recetan en diferentes situaciones. Algunas vitaminas B, como B2, B6, ácido fólico (B9) y B12 (cobalamina), trabajan junto con el hierro para prevenir la anemia. Algunas B2, niacina (B3) y ácido pantoténico (B5) ayudan a convertir los alimentos en energía para tu cuerpo. Las vitaminas B también se combinan a menudo con magnesio, que también puede ayudar a manejar el estrés. Las vitaminas B pueden recetarse a personas con enfermedad renal crónica, según las necesidades dietéticas.

La vitamina C es un antioxidante potente y conocido. Neutraliza los radicales libres y ralentiza el envejecimiento. Ayuda en la producción de colágeno y en la absorción de hierro. Por eso, ayuda a mantener los tejidos saludables y a curar heridas y hematomas rápidamente. Además, previene las infecciones. La vitamina C podría ser útil para pacientes con diabetes tipo 2, ya que reduce la glucosa y los lípidos en la sangre. Tu médico puede recetarla si es necesario.

El calcio, junto con el fósforo, construye los huesos. La vitamina D3 ayuda a que el calcio se absorba desde el tracto digestivo. Tomar la cantidad de calcio recetada es esencial, ya que puede acumularse en los órganos si es demasiado alto. Si el nivel de fósforo en sangre es demasiado alto, es posible que necesites tomar medicamentos para unir el fósforo de los alimentos.

El hierro está incluido en la hemoglobina, una proteína responsable de transportar oxígeno en la sangre y mantener el nivel adecuado de glóbulos rojos. El hierro también es necesario para que algunas enzimas funcionen correctamente en nuestros cuerpos. Es posible que necesites tomar hierro, pero solo si lo receta tu médico, cuando tus riñones no produzcan suficiente eritropoyetina (EPO), que estimula la médula ósea para producir glóbulos rojos.

Siempre consulta cualquier cambio en tu dieta o la toma de suplementos con tu proveedor de atención médica; luego, después de un examen integral, él se ajustará a lo que sea mejor para ti.